Algunas de las mejores opciones para caminar en el país...

De la Patagonia al Noroeste, de la selva misionera a las sierras cordobesas, algunas de las mejores opciones para caminar en el país, con distintos niveles de dificultad

07-08-2015

Unos trepan por las montañas. Otros se internan en la jungla densa, siguen el rumbo de un río o el borde gélido de un glaciar. Los circuitos de trekking son siempre una invitación a la exploración y la aventura. Los hay cortos, sencillos, aptos para estados físicos lejos de su plenitud. Y los hay también extremadamente difíciles, de muy largo aliento, realizables sólo por aquellos bien entrenados. En estas líneas, una decena de opciones para salir a los caminos. 

1 ENTRE TURBAS Y LENGAS. TIERRA DEL FUEGO 

En la zona de la cordillera andina que encierra a Ushuaia contra el Canal de Beagle, Tierra del Fuego ofrece excelentes circuitos de trekking. Como el que lleva hasta la laguna Esmeralda. A este sitio escondido entre las montañas se llega luego de una caminata de cuatro horas que atraviesa un centenario bosque de lengas y un enorme turbal que obliga a andar con botas para evitar el agua y el barro. "El sendero comienza a unos 20 kilómetros de Ushuaia, se accede por un desvío desde la ruta 3. Esta laguna es un lugar único en la isla, un espejo de agua casi inmóvil y perfectamente redondo, de tonos muy verdes. Estar ahí es experimentar verdaderamente el fin del mundo. Es la más pura soledad", dice Patricio Masa, del Instituto Fueguino de Turismo. Correctamente indicado, el trekking hasta la laguna Esmeralda puede hacerse sin guías. De todas formas, nunca está de más informarse en Ushuaia sobre el estado del terreno y el pronóstico meteorológico antes de iniciar la aventura. "En Tierra del Fuego el clima suele ser muy traicionero. Y en medio del camino solitario a la laguna no es aconsejable ser sorprendido por una nevada intensa o por una lluvia torrencial", completa Masa. 

2-3 EL CHALTÉN, POR DOS. SANTA CRUZ 

El principal destino para los amantes de las caminatas en el país es, sin duda, El Chaltén, una pequeña ciudad del sudoeste santacruceño a los pies de los imponentes cerros Fitz Roy y Torre, conocida popularmente como la capital argentina del trekking. Desde El Chaltén parten numerosas huellas que conforman recorridos de toda extensión y dificultad. Hay sendas muy cortas, que pueden hacerse en apenas media hora, y otras que obligan a andar durante varios días. La mayoría se encuentra perfectamente marcada, por lo que se puede encarar sin guía, aunque para algunos de los circuitos más largos es recomendable contar con un profesional. 

Entre las caminatas más sencillas se destacan la del Mirador de los Cóndores, la del Chorillo del Salto y la que llega a la laguna Capri. Por su parte, entre los recorridos de mayor complejidad resulta imperdible el sendero que trepa hasta la laguna de los Tres, que cuenta con algunos tramos muy empinados y exige caminar durante casi todo el día. En el trayecto se atraviesan un par de campamentos destinados a escaladores en busca de lo más alto del Fitz Roy, además de un espeso bosque de lengas en el que es muy factible encontrarse cara a cara con pájaros carpinteros y liebres patagónicas. En el final, luego de un último ascenso que puede resultar muy fatigoso, el sendero llega hasta el glaciar Piedras Blancas. 

También desde El Chaltén es posible optar por una variante de trekking muy especial: caminar sobre el Viedma, el mayor glaciar de toda la región. Para esta actividad es necesario embarcarse en el puerto de Bahía Túnel, a poco menos de veinte kilómetros de El Chaltén, desde donde se navega hasta el colosal frente del Viedma, cuyas paredes se levantan a más de 40 metros. "Una vez allí, los pasajeros desembarcan en un promontorio rocoso por el que se camina hasta el borde mismo del glaciar, donde todos se calzan los grampones necesarios para hacer el recorrido sobre el hielo", explica Gabriela Gelmi, responsable del área comercial de la empresa Viva Patagonia y especialista en el desarrollo del trekking en el sur patagónico. Sobre el Viedma la inusual caminata dura dos horas, que concluyen usualmente con un almuerzo antes del regreso al barco. 

4 LA PUERTA DEL CIELO. TUCUMÁN 

La geografía selvática de la zona tucumana de las Yungas plantea varios circuitos para llegar a lugares tan recónditos como magníficos. "Hay muchas opciones, de diferente grado de complejidad. Por ejemplo, el sendero de la Puerta del Cielo tiene tan sólo dos kilómetros y se hace en apenas una hora y media, sin esforzarse mucho. En el otro extremo, el sendero que une El Nogalito con Mala Mala tiene casi cuarenta kilómetros que se recorren en cuatro días. Se llega a una altura de 3340 metros, hay que acampar en la noche en medio del monte y no está señalizado, por lo que se debe contar con un guía", indica Pablo Federico Sáenz, del Ente Tucumán Turismo. 

5 LOS OTROS ARRAYANES. CATAMARCA 

En suelo catamarqueño, la mejor opción es la caminata por el bosque de arrayanes de Capayán, en el oeste provincial, cerca de la ciudad de Concepción. Recorre casi 25 kilómetros entre la ida y la vuelta, demanda unas ocho horas de caminata, tiene una exigencia física baja y puede realizarse casi todo el año, menos en verano, debido a la combinación de altas temperaturas y humedad agobiante. 

6 POR LA PUNA, 25 KM. SALTA 

Hay varios circuitos en la selva montana de San Lorenzo, pero resulta especialmente atractivo el trekking que une Brealito con Seclantás, en la inhóspita región de la Puna. Son 25 kilómetros sólo transitables en la temporada seca, entre abril y diciembre, ya que las lluvias estivales lo vuelven inviable. El camino es sencillamente espectacular, rodea en parte una laguna en la que suele haber flamencos y permite acceder a algunos sitios con pinturas rupestres. 

7 CUMBRE EN EL CHAMPAQUÍ. CÓRDOBA 

Para los senderistas, el cerro Champaquí resulta un desafío ineludible. En la muy atractiva región de las sierras cordobesas tiene 2790 metros y cuenta con numerosas huellas que suben a la cumbre. El ascenso demanda dos días, por lo que es necesario pasar la primera noche en un refugio en las cercanías de la base. Si el tiempo ayuda y el cielo está completamente despejado, una vez alcanzada la cima es posible avistar desde las alturas casi la totalidad de la geografía serrana cordobesa, incluyendo Pampa de Achala y los valles de Traslasierra y Calamuchita. Una postal de esas que nunca se olvidan. 

8 EL SENDERO MACUCO. MISIONES 

La selva misionera es otro lugar ideal para las caminatas. Hay muchos y muy interesantes senderos que permiten internarse en zonas de invasiva vegetación donde abundan las aves subtropicales como el tucán, el colibrí, el pájaro carpintero o la exótica jacutinga. Uno de los trekkings más tradicionales es el Sendero Macuco, un recorrido de baja intensidad trazado dentro del Parque Nacional Iguazú, que tiene apenas 7 kilómetros entre la ida y el regreso, lo que lo hace apto para todo público. El inicio se encuentra muy cerca de la entrada al área protegida y es aconsejable realizarlo en las primeras horas de la mañana, para evitar el calor, la humedad y los mosquitos. El sendero, cuyo nombre refiere a un ave característica de la selva misionera, presenta pocos desniveles y lleva hasta el hermoso Salto Arrechea, de 20 metros, y frente a una pequeña playa. Lamentablemente, allí no está permitido bañarse... 

9 CAMINAR EN LA LUNA. SAN JUAN 

Un paisaje completamente diferente es el que ofrece Ischigualasto. En el norte de San Juan, este parque provincial se caracteriza por singulares formaciones rocosas, bautizadas con sugestivos nombres como el Hongo o el Submarino. Dentro del área protegida existen varios caminos aptos para el trekking que pueden seguirse hasta el final del atardecer, cuando el parque cierra sus puertas a los visitantes. Sin embargo, durante las noches de plenilunio se ofrece la alternativa de conocer la zona por dos circuitos cortos, de poco menos de diez kilómetros. Una opción imperdible en la que es inevitable comprender cabalmente por qué le pusieron a este lugar Valle de la Luna. 

10 LA BASE DEL ACONCAGUA. MENDOZA 

En la zona cordillerana de Mendoza se encuentra el imponente cerro Aconcagua. Su cima de 6962 metros se puede alcanzar siguiendo un muy difícil rumbo que exige veinte días de fatigas y contratiempos. El desgaste físico y psíquico que provoca la altitud obliga a hacer numerosas paradas en el largo camino, para aclimatarse y recuperar fuerzas. "La fatiga es de tal magnitud que para hacer los últimos cien metros del ascenso se necesitan casi dos horas. En ese tramo final es imprescindible vencer la ansiedad, porque si uno acelera el ritmo termina quedándose sin fuerzas para llegar. Obviamente, una vez allá arriba el premio es tan grande como para hacerte olvidar del cansancio", relata Roberto Hernández, un senderista experimentado que hizo este camino en más de una oportunidad. 

Más allá del exigente camino a la cima, el Aconcagua ofrece también otras alternativas menos complicadas. "Los circuitos del valle de los Horcones y el valle de las Vacas te llevan a casi 5000 metros de altura y pueden hacerse en tres o siete días, dependiendo del recorrido elegido. Se necesita también un buen estado físico y aeróbico, pero la aclimatación no juega un papel tan decisivo como en el ascenso hasta la cumbre", detalla Hernández, al que la pasión por el trekking lo ha llevado por numerosos rincones del mundo, siempre tras nuevos desafíos. "Sin embargo, nada me gustó tanto como el ascenso al Aconcagua", concluye.